¿ Te has acordado de agradecer a Dios por el aire que respiras, desde que naciste, sin que te haya
faltado jamás?
El aire está siempre a tu disposición, gratuitamente. Agradece también a Dios por el agua que te
quita la sed, por el sol que te ilumina tu día, dándote la oportunidad de trabajar; por la noche que te
proporciona el reposo, la salud, la alegría, los amigos.
La gratitud es una obligación que no debemos olvidar jamás.
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